Eloy Alfaro, el más grande ecuatoriano

Al igual que muchas de las naciones en ciernes de América del Sur, el Ecuador del siglo XIX buscó la estabilidad entre las fuerzas conservadoras y liberales que estaban enfrentadas. En general, los años de caos y anarquía interrumpían los períodos de un gobierno conservador cruel, pero a la vez llevaban, en una suerte de círculo vicioso, a más conservadurismo rígido. Tal era la situación en el Ecuador cuando en 1860 asumió Gabriel García Moreno. García Moreno vio en la Iglesia Católica Romana una forma de controlar y unir a los ecuatorianos que excedía cualquier medio que pudiesen idear los políticos. Según a quién le pregunte en la actualidad, García Moreno fue un dictador bestial o bien el salvador del país. En su momento, no obstante, este interrogante se resolvió de una manera muy distinta: García Moreno fue asesinado en los escalones del Palacio Presidencial en 1875. Luego sobrevino un período de inestabilidad, que finalizó en 1895 con el triunfo de la Revolución Liberal, liderada por Eloy Alfaro.

Alfaro fue el líder del Partido Liberal Radical, y los liberales, en el pasado, no habían sido capaces de realizar tal progreso en contra de las formidables fuerzas conservadoras, respaldadas por la Iglesia, que se oponían al cambio en el Ecuador. Sin embargo, Alfaro era distinto. Consolidó su poder al afirmar que representaba no solamente a aquellos con ideas políticas de corte liberal, sino también a la gente de la costa, quienes durante mucho tiempo se habían sentido dominados y sujetos a la restricción total de derechos por parte de la élite política y económica de Quito. Alfaro inmediatamente inició la construcción del ferrocarril Guayaquil-Quito, tanto para generar trabajo como para conectar al país. También implementó reformas de largo alcance a nivel social y político, incluida la separación de la Iglesia de cualquier función gubernamental, la legalización del divorcio, la apertura de escuelas públicas y la iniciación de proyectos de obras públicas.

Eloy Alfaro fue Presidente de Ecuador desde 1895 hasta 1901, y luego por un segundo período, desde 1906 hasta 1911. Desafortunadamente, y al igual que muchos políticos ecuatorianos, Alfaro fue asesinado en 1912 y arrastraron su cuerpo por las calles de Quito. Según se dice, quienes lo mataron obraron obedeciendo los deseos de conservadores acaudalados y agentes de la Iglesia, ninguno de los cuales fue arrestado, procesado o inculpado. Si bien las fuerzas reaccionarias mataron a Eloy Alfaro, no pudieron revertir la corriente de cambio que él había desatado en el Ecuador. En la actualidad, a Alfaro se lo considera un héroe del pueblo, directamente responsable de las libertades fundamentales, los derechos civiles y políticos, y el espíritu emprendedor que disfrutan y ponen en práctica todos los ecuatorianos. Recientemente, uno de los principales canales de televisión del Ecuador realizó una encuesta en la que se preguntaba a las personas quién pensaban que era el más grande ecuatoriano. El ganador, por lejos, fue Eloy Alfaro.