El Chimborazo, el volcán más alto del Ecuador

El Ecuador podrá ser un país pequeño, pero hace alarde de que cuenta con una de las montañas más altas del mundo: el Chimborazo. Con sus imponentes 20.560 pies de altura sobre las tierras costeras a un lado, y sobre la selva amazónica al otro, el Chimborazo es el pico más alto del Ecuador y el decimoséptimo del mundo. Una curiosidad acerca del Chimborazo es que su cima constituye el punto más lejano de la superficie terrestre con respecto al centro del planeta. Esto se debe a que la así denominada “Protuberancia Ecuatorial” terrestre hace que el planeta resulte un poco más ancho lateralmente que longitudinalmente. La posición del Chimborazo a sólo un grado al sur del ecuador le permite beneficiarse del grosor adicional de la protuberancia ecuatorial.

El Chimborazo siempre ha sido valioso para la gente del Ecuador, según se lo ve representado en el escudo del país. La montaña ha sido objeto de pinturas y poemas (uno de ellos, magistralmente escrito por Simón Bolívar), inspirados en su etérea belleza y su grandiosa presencia. El Chimborazo, un volcán inactivo cuya última erupción de importancia ocurrió más de 1.000 años atrás, ahora está cubierto de múltiples glaciares de gran extensión y espesor. El agua de deshielo de estos glaciares constituye la principal fuente de agua fresca de dos provincias del Ecuador y, durante muchos siglos, mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, se ha explotado la actividad minera del hielo en las laderas de la montaña.

La gente y el gobierno del Ecuador reconocen el valor del Chimborazo para su nación, y han actuado en consecuencia con el fin de proteger a la montaña y al ecosistema que la rodea de la explotación y el abuso desenfrenado. En 1987 se fundó la Reserva de Producción Faunística Chimborazo con el fin específico de proteger algunas de las últimas manadas de llamas, alpacas y vicuñas que se encontraban en estado salvaje en la región andina. El suave pelaje de estos parientes lejanos de los camellos es muy apreciado, y los ecuatorianos nativos han domesticado a estas amables criaturas por muchos siglos. Los sinuosos páramos de la Reserva constituyen una famosa atracción turística para los amantes de la vida silvestre, los que gustan del avistamiento de aves y los deportistas de ciclismo de montaña que disfrutan del clima templado y el bello paisaje.