La conservación en el Ecuador

Ecuador ha sido reconocido como uno de los países con la más vasta biodiversidad del mundo. Ello se debe a que el Ecuador es un país tropical, y a que los organismos tienden a medrar cuando se hallan en los trópicos. Sin embargo, con el correr del tiempo, la deforestación casi ha eliminado sus hábitat naturales. En la selva amazónica, los caminos que alguna vez se construyeron para la exploración petrolera allanaron el camino para las compañías madereras y más tarde para la cría de ganado. A lo largo de la costa, los que alguna vez fueron profusos bosques de mangle fueron reemplazados por lagunas artificiales para criar camarones. Cerca del 95% de los bosques en las laderas y tierras bajas occidentales se ha convertido en un área agrícola; en su mayoría, plantaciones de banano. En la actualidad, quedan tan sólo unas pocas áreas de bosque nativo, principalmente en reservas naturales de capitales privados.

Desafortunadamente, el medio ambiente jamás ha encontrado en el gobierno ecuatoriano un organismo de control adecuado. En la actualidad existe un Departamento de Asuntos Ambientales dentro del ámbito del Ministerio de Agricultura, pero sin un respaldo financiero sólido resulta imposible implementar un programa estatal de conservación ambiental. Ante la falta de una iniciativa gubernamental, los grupos conservacionistas internacionales han tomado cartas en el asunto para proporcionar la pericia y el apoyo económico que tanto se necesitan. Esta forma de respaldo financiero se utiliza para educar a la población, capacitar a los guardabosques y desarrollar prácticas alternativas de bajo impacto.

Existen diversas organizaciones no gubernamentales (ONGs) relativas al medio ambiente que funcionan dentro del Ecuador. La más grande es la Fundación Natura, que fue la primera en trabajar con miras al desarrollo de un sistema de bosques protegidos dentro del país. Existen muchas organizaciones fundamentales pequeñas que se han formado gracias al apoyo de las comunidades locales. En la Selva amazónica, los grupos conservacionistas se han alineado con organizaciones indígenas que, en su lucha por asegurarse derechos sobre la tierra, han asegurado también el futuro de gran parte de la selva. Estas ONGs hacen partícipes a las comunidades locales que viven en las reservas o alrededor de ellas mediante la educación ambiental, la agroforestación y proyectos comunitarios de desarrollo. Son éstas las alianzas fundamentales que resultan imperativas para la preservación de las selvas ecuatorianas.