Las iguanas marinas de las Galápagos

Las islas Galápagos del Ecuador son famosas por sus muchos animales singulares e interesantes que no habitan en ninguna otra parte del mundo. La mayoría de las personas, si se las consulta, probablemente digan que las tortugas gigantes son las criaturas más características de las islas. Otros podrían mencionar los muchos tipos distintos de Pinzones de las Galápagos, que inspiraron a Charles Darwin a elaborar la teoría de la evolución. Luego se encuentran las iguanas marinas, esos lagartos curiosos que se reúnen en afloramientos de rocas, salpicados por los rompientes. Estos lagartos ni son lindos ni tienen colores vívidos (Darwin se refirió a ellos como “horrendos”, “torpes” y “repugnantes”) y son, en su mayor parte, de color negro para poder absorber mejor el calor del sol. Sí, las iguanas marinas son lagartos y, como tales, son de sangre fría.

Esto hace que uno se pregunte cómo pueden sobrevivir las iguanas marinas, ya que son animales adaptados al mar que deben nadar en las frías aguas del Océano Pacífico con el fin de conseguir su alimento. Pero nadan igual, y de hecho pueden permanecer sumergidas en busca de comida o ingiriéndola por períodos de hasta 30 minutos. Una vez que emergen, tiesas y lentas, se dirigen hacia los afloramientos rocosos de lava negra con el fin de asolearse allí y tomar temperatura nuevamente antes de sumergirse a buscar la próxima comida. ¿Y qué es lo que comen? Nuevamente, la respuesta sorprende: las iguanas marinas son vegetarianas. Usan sus afilados dientes frontales, que se asemejan a pequeños tridentes, para roer las algas de las rocas y los corales cercanos a la costa. La técnica de su estilo de alimentación ha provocado, por millones de años, que sus hocicos se vuelvan progresivamente más cortos y planos, con una mejor forma para roer las algas. Las iguanas marinas han desarrollado otra adaptación a la vida marina: las glándulas de captación de sal en sus narices, que extraen la sal de las grandes cantidades de agua de mar que las criaturas ingieren mientras se alimentan bajo el agua. Mientras se asolean, las iguanas marinas “estornudan” y expulsan la sal de sus narices. Una buena parte de la sal expulsada aterriza sobre sus cabezas, y las tiñe de un color gris-blancuzco que recuerda a algunas de las pelucas que usan los jueces ingleses.

Al igual que una parte importante de la fauna de las Islas Galápagos, las iguanas marinas tienen muy pocos depredadores naturales y cuentan con escasa defensa contra animales foráneos tales como perros, gatos y ratas. Las poblaciones de iguanas marinas se han reducido en áreas próximas a las moradas humanas, pero continúan prosperando en las islas deshabitadas y solitarias del archipiélago de las Galápagos, en el que constituyen una atracción popular entre los turistas.